podría pasar horas mirando a través de la ventanilla de un colectivo o un auto viajando en la ruta.. ver un mismo paisaje metamorfosearse, cielos revistiéndose de un sinfín de tonos, objetos que parecen vislumbrarse por segundos para luego no volver a aparecer jamás. aquello que se siente tan cercano escapa de la vista de uno como si nunca hubiese estado allí, todo parece tan pequeño. hasta que miras hacia el horizonte y allí está, siempre tan constante, firme, que comienzas a sentirte pequeño nuevamente, y no logras recordar si era uno mismo o eran los paisajes y los cielos los que corren, viajan..